Para todas las profesiones en este mundo, hay que servir. Es verdad que todo se aprende, y que a base de paciencia y estudio, uno llega a saber de muchas cosas, ¿pero lo hace bien? Es decir, uno puede presumir de tener títulos o cargos, pero de verdad conoce las reglas del juego, es ducho en la práctica, sabe como reaccionar antes adversidades, o ¿simplemente mantiene el tipo mientras para aparentar hacer bien un trabajo de cara a los demás, pero que en nada se parece a ese oficio?
No sé si me explico, pero para todo hay que servir. Estoy muy en desacuerdo, con aquellos que opinan que para ser político hay que estudiar algo relacionado con el cargo que se va a ocupar. Para mí no es necesario que el Ministro de Medio Ambiente, sea biólogo. Tiene asesores suficientes. Pero sí tiene que ser político. Los políticos, sean de la índole que sea, locales, provinciales, nacionales o estatales, tienen que ser eso, políticos, no señores y señoras venidas a más dentro de unas siglas, cuya capacidad de gestionar empresas puede ser genial, pero no tienen ni idea de que es un cargo de confianza, un presupuesto municipal, una moción o un portavoz.
Para ser político no vale todo el mundo, la mentira no es igual a demagogia, el insulto no es igual que la dialéctica, las desgracias no son canteras de votos, las personas son políticos en las Instituciones, el resto del tiempo son personas. Hay que mirar alrededor y ver lo que hacen los demás, de los tuyos o de los de enfrente, aprender de los errores y copiar las virtudes. Y sobre todo pensar, antes de hablar, porque la gente con memoria puede ser muy cruel cuando la tortilla cambie.
miércoles, 3 de marzo de 2010
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